Cardenal Muller. |
La divisa más importante del laicismo,la Religión es una cosa privada, es una ofensa brutal contra los derechos del hombre, y, por tanto, contra la propia razón, ya que todos los actos esenciales del hombre han de corresponderse con su naturaleza social, y desde dicha visión nunca son meramente privados, sino que tienen un significado público y social, manifestó el cardenal Muller en una reciente conferencia.
Mas aún,sobre la base de la Ley natural, la Iglesia, en estrecha unión con otros grupos sociales, debe enfrentarse al Estado o a una determinada ideología totalitaria que quiera suprimir o eliminar la religión o la libertad de conciencia, tal y como el Concilio Vaticano II ha dejado claro en su Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis Humanae.
El hombre tiene que imitar a Dios tanto trabajando como descansando, dado que Dios mismo ha querido presentarle la propia obra creadora bajo la forma del trabajo y del reposo (Laborem exercens del Papa Juan Pablo II)
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