Las relaciones entre el poder y la prensa han sido, son y serán conflictivas, y de no ser así es que los medios de comunicación no cumplen su papel. Los periodistas no deben suplir a jueces, fiscales, policías o políticos, pero sí están obligados a mantenerse vigilantes ante los posibles excesos o errores, y a difundirlos, escribe el periodista Santiago Tarín.
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