La educación es una práctica que requiere de conocimientos y estrategias específicas. Pero casi todos opinan de ella porque alguna vez todos fuimos a la escuela, o a la universidad, o porque tenemos hijos o sobrinos en edad escolar. Los países, las sociedades, los niveles educativos, las asignaturas son distintas y requieren soluciones diferentes.
La educación es la base del trabajo futuro. Pero es falaz porque la educación podrá preparar para el trabajo, pero jamás podrá crear el trabajo que no existe. Y es parcial porque formar para el trabajo no es la única función de la educación. Se dice que como no sabemos de qué trabajarán los chicos en quince años porque algunas de esas profesiones ni siquiera existen, entonces hoy debemos enseñar lo nuevo. No importa de qué se trate con exactitud. Pero seguro incluye a alguna nueva tecnología. Esteban Bullrich, ex ministro de Educación de la Argentina, explica esa idea: “Hay dos modelos, seguir mejorando un auto de los años 70 o saltar a una nave espacial. A una revolución educativa. Los niños de nuestro país y el mundo van a tener a lo largo de su vida siete empleos diferentes, de los cuales cinco no han sido creados. Tenemos que educar para que esos niños sean los que creen esos empleos o crear argentinos que sean capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla”.
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