Cuanto más seamos capaces de ver el trabajo como una posibilidad de enriquecernos, de aprender o de relacionarnos, menor será la probabilidad de que, cuando hagamos balance, este tiempo laboral se lo restemos a lo que consideramos como realmente vivido.Un trabajo que nos disgusta y que no nos hace sentir cómodos nos lleva a una frustración que no se queda únicamente en el ámbito laboral. Ese malestar tiene todas las papeletas para expandirse a los espacios familiares, las relaciones entre amigos, nuestras aficiones, etc. Para poder desarrollarnos de una manera eficaz necesitamos estar a gusto con lo que hacemos, amar el trabajo que tenemos en la medida de lo posible.

No hay comentarios:
Publicar un comentario