El cardenal Michael Czerny, ha denunciado que la Trata de personas ha aumentado durante la pandemia del COVID-19. El tráfico de personas es un grave delito y una grave violación de los derechos humanos. Cada año, miles de hombres, mujeres y niños caen en las manos de delincuentes que mercantilizan las vidas humanas, en sus propios países y en el extranjero.
El cardenal advirtió que este fenómeno engloba no solamente la prostitución, sino también, “toda la explotación en línea y trabajo forzado; también incluye el tráfico de órganos, un delito para el que no hay palabras, y otros aspectos, como el uso de personas para transportar drogas ... Todos estos son compromisos o negocios de la trata”, por lo que exhortó a reflexionar “en la cultura del descarte, una cultura del placer instantáneo o necesario, obligatorio” porque algunas “necesidades” están en el “corazón del problema de la trata”.
El Estado debe perseguir este delito, condenar a los delincuentes, habiendo condenas ejemplares y debería restituir los derechos de las víctimas.Hay programas de asistencia, programas de restitución de derechos que a veces no se llevan adelante porque no hay presupuesto y esto depende de una decisión política. Los Estados en su mayoría tienen herramientas para ayudar a las víctimas y combatir este delito, por lo tanto, deberían usar estas herramientas correctamente y que la ayuda a las víctimas llegue para que ellos puedan tener vida digna y plena como toda persona merece.
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