martes, 23 de septiembre de 2025

La Verdad católica y la verdad masónica

Si en la masonería la Verdad proviene del hombre, en la fe católica la Verdad es revelada al hombre por Dios. Cuando para el católico todo hace referencia a la ley natural, para el masón el derecho, la ética, son relativos y provienen de la concepción humana de la sociedad. 
La noción de “secreto” articula todo el recorrido masónico, en virtud de ello la Verdad está reservada a algunos iniciados, mientras que en la religión católica, es revelada por Dios y anunciada a todos (en particular a los más humildes y los más pequeños), sin distinción alguna. Para la masonería, la felicidad y la Verdad estaban disociadas. La Verdad masónica es algo inaccesible, mientras que la felicidad se podía encontrar en la tierra. La felicidad masónica no participa de trascendencia alguna. No existe ningún “paraíso masónico” y todo se juega en este mundo. La concepción masónica de la felicidad era puramente social y no espiritual. Puesto que, para la masonería, la Verdad no es trascendente, no conduce a la felicidad.Si la felicidad de la Humanidad depende de un trabajo secreto realizado por un pequeño grupo de “elegidos”, es necesario que ese grupo influya sobre la marcha de la Humanidad.
La masonería reposa sobre la práctica de un ritual y sobre principios que excluyen toda referencia a otra ley, como se extrae del ritual de iniciación de Derecho Humano, que precisa que “la masonería es una institución que no procede más que de sí misma”. Ello conduce al rechazo de todo lo que pudiera ser concebido como principio superior, como ley natural, de ahí el combate entre el orden masónico y la civilización cristiana. Paul Gourdeau, antiguo Gran Maestre del Gran Oriente de Francia, afirma que “lo que es importante que comprendamos hoy es que el combate que se libra actualmente condiciona el porvenir, más todavía, el devenir, de la sociedad. Reposa sobre el equilibrio de dos culturas; la una fundada sobre el Evangelio y la otra sobre la tradición histórica de un humanismo republicano. Y estas dos culturas son fundamentalmente opuestas. O la Verdad es intangible y revelada por un Dios en el origen de todas las cosas, o se encuentra fundamentalmente en las construcciones del hombre, siempre cuestionables en cuanto perfectibles hasta el infinito”. 
Algunos representantes de la Iglesia Católica manifiesta que “la masonería ensalza el relativismo doctrinal. Dicho de otra manera, las verdades profundas concernientes al hombre y su destino no pueden ser conocidas con certeza. En ese sentido, no existe ni Verdad definitiva ni Verdad universal. El creyente por el contrario, afirma que Jesús es el camino, la Verdad y la vida."La orden masónica mixta internacional Derecho Humano no profesa dogma alguno. Trabaja en la búsqueda de la Verdad”. Afirmar que no se debe profesar ningún dogma, ¿no es acaso, en esencia, una afirmación dogmática? No reposa, de hecho, sobre la experiencia, ni es demostrable en el sentido racionalista. Además, sobre la cuestión de la Verdad, la masonería, cuando afirma su inaccesibilidad, es tan dogmática como la Iglesia cuando proclama que la Verdad ha sido revelada. La doctrina masónica se opone frontalmente a la de la Iglesia católica al sostener de manera perentoria que, aunque la Verdad le fuese revelada al Hombre, éste seguiría sin poder aprehenderla. “No le basta al Hombre situarse en presencia de la Verdad para que ésta pueda ser inteligible”. 

Referencia: Por qué dejé de ser masón (Serge Abad Gallardo)

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