miércoles, 24 de septiembre de 2025

Donde está el amor, están los ojos

El lugar genuino del amor es la mirada enamorada. Por eso Ibn Hazm cantaba “mis ojos no se paran sino donde estás tú” y Santo Tomás aseguraba que “donde está el amor, están los ojos”. La mirada enamorada sabe bien lo que busca. Busca a alguien, no a algo. Por esta razón “por Helena, Orfeo no hubiera descendido al infierno; por Eurídice, los griegos no hubieran marchado a Troya” (Lev Shestov).
“Pero lo que más me gusta, le escribe el filósofo Frontón al emperador Marco Aurelio, es que me amas sin razón aparente”. Pessoa, en esta mis dirección, aseguraba que “quien ama nunca sabe lo que ama, ni por qué ama, ni lo que es amar” y Kojève dice que “el amor se caracteriza precisamente por el hecho de que atribuye sin razón un valor positivo al amado o al ser del amado”. San Agustín: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario