miércoles, 5 de marzo de 2025

La civilización que conocemos como Europa se encuentra camino del suicidio

“La civilización que conocemos como Europa se encuentra camino del suicidio” afirma Douglas Murray, periodista y comentarista político británico. Se ha producido “la gran sustitución” debido a la caída de la natalidad del Viejo Continente y la llegada masiva de inmigrantes, singularmente musulmanes. Después de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña se llenó de pakistaníes e hindúes; Francia de argelinos, marroquíes, subsaharianos; y Alemania de trabajadores turcos. En el siglo XXI ha habido otras dos grandes oleadas, la de 2011, con la primavera árabe, y la de 2015, con la llegada de refugiados procedentes de la guerra de Siria.
Los gobiernos europeos justificaron sus generosas políticas migratorias,  alegando que “los inmigrantes venían a pagarnos las pensiones”, sin embargo, los beneficios económicos de la inmigración favorecen casi únicamente a los propios migrantes, que disfrutan de unos servicios públicos por los que no han tenido que pagar, objeta el autor. Además, no suele haber control de los destinatarios de las ayudas estatales. El sospechoso de dirigir los atentados islamistas de París de 2015 recibía el subsidio de desempleo del Estado francés. Murray no niega las ventajas de las migraciones, pero considera que deben encauzarse por canales seguros y con criterios racionales. La falta de controles y la descoordinación entre las policías de los países propiciaron que sujetos peligrosos pudieran campar a sus anchas por toda Europa y llegaran a cometer atentados con un elevado balance de muertos y heridos. El error de fondo de los gobernantes fue creer que funcionaría el multiculturalismo, y que sería posible la convivencia de dos cosmovisiones distintas, la occidental y la musulmana. No ha sido así, sino que la occidental ha entrado en una era de autoabnegación, lo cual pone en peligro su futuro, como advirtieron, entre otros, Sarkozy, Huntington y Oriana Fallaci. Europa ha perdido el sentido religioso y su herencia cultural (griega, romana y cristiana), y sufre un profundo complejo de culpa, que le lleva a creer que debe sufrir las consecuencias de su política migratoria “como expiación por sus errores históricos”.
Ante la crisis migratoria cabían otras soluciones, como las que propone Paul Collier; que la UE ayudase económicamente a los países vecinos de Siria para acoger temporalmente a los migrantes; o que se procesasen las peticiones de asilo fuera de Europa, como se hizo en Australia, que recibía a los migrantes en centros de acogida en las islas de Papúa Nueva Guinea. Medidas con menor coste social, político y económico, y sobre todo menos desestabilizadoras para el futuro y la identidad de Europa, opina Douglas Murray.


No hay comentarios:

Publicar un comentario