La educación se dirige a que cada cual se capacite para tomar libremente las decisiones acertadas que configurarán su vida. No se educa con una actitud protectora en la que, de hecho, los padres acaban suplantando la voluntad del niño y controlando cada uno de sus movimientos. Ni tampoco con una acción tan excesivamente autoritaria que no deja espacio al crecimiento de la personalidad y del propio criterio. Lo acertado es ir dejando que el hijo vaya tomando sus decisiones de modo acorde con su edad; y que aprenda a elegir haciéndole ver las consecuencias de sus actos, a la vez que percibe el apoyo de sus padres, y de quienes intervienen en su educación, para acertar en lo que elige o, eventualmente, para rectificar una decisión errada.
En educación, no hay recetas generales; lo que cuenta es buscar lo mejor para el educando y tener claras cuáles son las cosas buenas que hay que enseñarle a querer, y cuáles son las cosas que le pueden resultar dañinas.
Referencia: La educación en familia, José Manuel Martín.
En educación, no hay recetas generales; lo que cuenta es buscar lo mejor para el educando y tener claras cuáles son las cosas buenas que hay que enseñarle a querer, y cuáles son las cosas que le pueden resultar dañinas.
Referencia: La educación en familia, José Manuel Martín.
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