Hasta Maquiavelo no hemos tenido más que discusiones acerca del buen gobierno, o descripciones idealizadas del funcionamiento de los sistemas políticos, mientras que Maquiavelo se fijó en la técnica de ganar, ejercer y mantener el poder, para describir, más allá de las generalidades, cómo funcionaba su ejercicio, y ponerse en condiciones de hacer recomendaciones valiosas sobre la política, entendida como arte del poder. Pero en cualquier mirada sobre la política siempre habrá un resquicio para distinguir la mala o falsa política, que solo se interesa por el poder, de la política buena o verdadera, que se ocupa del bien de la comunidad, una distinción que no siempre se atiende porque los prejuicios de parte suelen cegar, escribe el filósofo González Quirós.
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