Según el historiador Emilio Pinchas Lapide, en otro tiempo cónsul general de Israel en Milán “la Santa Sede, los nuncios y la Iglesia católica han salvado de la muerte entre setecientos mil y ochocientos cincuenta mil judíos”. Una labor silenciosa, sin proclamas, que salvó a centenares de miles de vidas humanas y que fue vivo testimonio de caridad cristiana, con la conciencia de que se arriesgaba la propia vida y la de los hermanos.Según Luciano Tas, representante autorizado de la comunidad judía de Roma “si el porcentaje de judíos deportados no es tan alto en Italia como en otros países, se debe sin duda a la ayuda activa de la población italiana y de cada una de las instituciones católicas… Centenares de conventos, siguiendo la orden del Vaticano en tal sentido, acogieron a los judíos, millares de sacerdotes los ayudaron, y otros prelados organizaron una red clandestina para la distribución de documentos falsos”.
En toda Europa, los religiosos deportados a los campos fueron más de 5.500. Según el Martirologio del clero italiano, fueron 729 los sacerdotes, seminaristas y hermanos laicos que perdieron la vida en el periodo que va de 1940 a 1946. Sólo en la región del Lacio fueron 24 los sacerdotes que pagaron con su vida su compromiso de caridad: 13 párrocos, 5 capellanes militares, 6 de otros oficios y 5 seminaristas. De las 729 víctimas, no menos de 170 sacerdotes fueron asesinados en las represalias durante la ocupación por haber ayudado a antifascistas y judíos. Muchos fueron golpeados, torturados hasta la muerte, fusilados, colgados o degollados por los nazifascistas. El historiador Renzo de Felice ha escrito que “el auxilio de la Iglesia a los judíos fue muy importante y siempre en aumento, un auxilio prestado no sólo por los católicos particulares sino también por casi todos los institutos católicos y por muchísimos sacerdotes. Un auxilio que, por lo demás, ya se llevaba a cabo en los países ocupados por los nazis (tanto en Francia como en Rumania, en Bélgica como en Hungría) y que, más allá de la mera ayuda material y del socorro a perseguidos concretos, se había hecho público, al menos desde 1941, con algunos pasos dados por el padre Tacchi Venturi y monseñor Borgoncini Duca ante el gobierno fascista a favor de los judíos en los territorios ocupados por las tropas italianas”.
Referencia: Los judíos, Pío XII y la Leyenda Negra (Antonio Gaspari)

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