lunes, 15 de diciembre de 2025

El relato de la Creación


“El relato del Génesis I se parece a las cosmogonías babilónicas, que comienzan con la emergencia de la tierra de un caos acuoso primitivo, y todas ellas son metafóricas de cómo la tierra seca emerge anualmente de las inundaciones invernales del Tigris y el Eúfrates. Así se representa a la Creación como la primera aparición del mundo después del caos acuoso primitivo; una estación primaveral en la que se aparean las aves y los animales”.Por otra parte, la presencia o revoloteo del Espíritu de Dios sobre las aguas primitivas del Génesis 1 podría tener conexión con un mito fenicio citado por Filón de Biblos, según el cual en el caos primitivo influyó el Viento, que se enamoró de sus propios elementos. 
La creación del hombre con barro, tierra o polvo es un lugar común entre los egipcios (el dios Ptah crea al hombre con una rueda de alfarero), los babilonios (el dios Ea amasa al hombre con arcilla) y los griegos (Prometeo usa arcilla para modelar a los hombres). En relación a la aparición del ser humano, también podría hablarse de una cierta influencia del poema babilónico Enuma Elish (s. VII a.C.), que narra la lucha de los primeros dioses y la creación del hombre, explicando que ésta se realiza amasando sangre y huesos, lo que presenta una cierta similitud con la generación de Eva a partir de la costilla de Adán. Cercano resulta también el paralelismo con la mitología griega, más concretamente la similitud entre Eva saliendo del costado de Adán y Atenea saliendo de la frente de su padre Zeus. Graves y Patai (1969) llegaron a afirmar que la necesidad de dotar a Adán de una compañera que fuese semejante a él, frente al resto de especies animales, con las que sentía una gran distancia, podría haber sido reminiscencia de una primitiva zoofilia, lo que conectaría a su vez con el mito acadio de Enkidu y Aruru recogido en el Poema de Gilgamesh.


A partir de estos precedentes se genera en el pensamiento medieval cristiano el ciclo de la Creación, que no acusa grandes variaciones, salvo las ya señaladas en el apartado atributos y formas de representación. Faltaría añadir una evolución que puede apreciarse en la imagen del Creador. Lo más frecuente es que éste se muestre bajo la apariencia del Hijo, del Cristo siríaco. Sin embargo, desde el siglo XIV podemos hallarlo también representado como anciano, tocado con tiara, es decir más cercano a la imagen de Dios Padre, que sería la que está más presente en el Antiguo Testamento (ej. Postilla in Bibliam de Nicolaus de Lyra, Bibliothèque Municipale de Troyes, ms. 129, fol. 35, ca. 1480). Ésta será la que imagen que triunfe y que se proyecte en la Edad Moderna, como puede observarse en la Capilla Sixtina. 
En principio, el ciclo de la Creación no forma parte del sistema de prefiguras cristiano que compara Antiguo y Nuevo Testamento. Sin embargo, algunos teólogos medievales insistieron en el paralelismo existente entre Eva saliendo del costado de Adán y la Iglesia saliendo de la llaga abierta en el costado de Cristo.


Referencia: La Creación de Irene González Hernando. Universidad Complutense. 


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