miércoles, 16 de julio de 2025

Si el amor no fuera más que un sentimiento, no existiría base para la promesa de amarse eternamente

La  mayoría de la gente suele unir el deseo sexual a la idea del amor y con facilidad incurre en el error que se ama cuando se desea físicamente. El amor puede inspirar el deseo de la unión sexual, en tal caso la relación física hallase libre de avidez, del deseo de conquistar o ser conquistado, pero está fundido con la ternura. Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, jamás conduce a la unión. La atracción sexual crea, por el momento, la ilusión de la unión, pero sin amor tal unión deja a los desconocidos tan separados como antes, a veces los hace avergonzarse el uno del otro, o aun odiarse recíprocamente, porque cuando la ilusión se desvanece, sienten su separación más aguda que antes, escribe Erich Fromm en El arte de amar.
Para el psicólogo y filósofo Erich Fromm el amor erótico es exclusivo, pero ama en la otra persona a toda la humanidad, a todo lo que vive. Es exclusivo solo en el sentido de que puedo fundirme plena e intensamente con una sola persona. El amor erótico excluye el amor por los demás sólo en un sentido de fusión erótica, de un compromiso total en todos los aspectos de la vida, pero no en el sentido de un amor fraterno profundo. El amor erótico debe ser esencialmente un acto de voluntad, de decisión de dedicar toda nuestra vida a la de otra persona. Ese es, sin duda, el razonamiento que sustenta la idea de la indisolubilidad del matrimonio. Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso, es una decisión, es un juicio, es una promesa. Si el amor no fuera más que un sentimiento, no existiría base para la promesa de amarse eternamente. Un sentimiento comienza y puede desaparecer.


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