viernes, 25 de julio de 2025

La colección de libros de FelipeII

Felipe de la Torre, cuya Institución de un Rey Christiano fue publicada en Amberes en 1556, con una dedicatoria a Felipe, recalcaba en su tercer capítulo “quanto necessidad tienen los Reyes de leer libros, y de hombres que les avisen la verdad”. Felipe II leía, aunque no disponía de mucho tiempo libre para hacerlo.Felipe siempre tuvo presente, como podemos ver a raíz de una carta dirigida a su embajador en Francia, Francés de Álava, que aparece más adelante, que los libros están hechos para leer.Gracias a su extensa red de diplomáticos, el rey tenía acceso a todos los rincones de Europa en su rastreo de libros excepcionales.
Zayas, secretario de Felipe II, completó la carta real con una nota recordando al embajador que “Su Magestad quiere formar la librería famosa de libros de mano y otros raros y gastar en ello 50.000 ducados y que se busque quanto bueno huviere en la Christiandad”. A partir de 1560, Felipe agregó a los libros que ya había recopilado en sus palacios obras de cada una de las ramas conocidas de las artes. También empezó a seleccionar los volúmenes que irían dirigidos al Escorial, cuya pieza central iba a ser la biblioteca, a la cual se había destinado un ala específica del edificio.Los agentes de Felipe escudriñaron cada rincón de Europa occidental en busca de ediciones raras.Dentro de España, el proyecto de coleccionar publicaciones incluía un plan para salvar de la ruina libros raros que pudieran encontrarse en remotas parroquias del campo.
La costumbre, establecida en el Escorial, de contar con un almacén secreto para los libros prohibidos se extendió más tarde a la mayoría de las bibliotecas europeas.
Felipe confió a Arias Montano la sección de libros árabes. El Escorial terminó contando con una de las mejores colecciones occidentales de obras escritas en esta lengua, que estaba desapareciendo en España. Entre un segmento de la población musulmana, era ya una lengua más hablada que escrita.En 1573 convocó al médico y estudioso de origen musulmán Alonso del Castillo para que le ayudase a catalogar la colección de libros del Escorial y elaborase medicamentos de origen árabe.
Tal y como la concibió Felipe II, la biblioteca estaba destinada a los lectores. Su propósito no era el de constituir un almacén. Para su uso privado en sus aposentos del Escorial, Felipe II contaba con una colección más modesta que totalizaba unas cuarenta obras. La mitad de estos libros habían sido impresos en el extranjero, principalmente en Amberes y París; el rey (a pesar de la errónea creencia de lo contrario) nunca restringió la importación de los libros extranjeros.

Referencia: El enigma del Escorial (Henry Kamen)

No hay comentarios:

Publicar un comentario