Prueba a escuchar una emisora de radio de un país cuyo idioma desconozcas. Verás que, aun sin entenderlas, sabrás diferenciar entre canciones alegres y canciones tristes. Es por el sonido de la música. ¿Cómo funciona? No lo sé, pero es así. Es una especie de magia, y creo que la música existe precisamente por eso. Es magia, y podemos disfrutarla siempre que queramos. Cuando pones una de tus canciones preferidas y notas una especie de estremecimiento detrás de las orejas y en la nuca (a veces incluso con carne de gallina incluida), ¿no es una de las mejores sensaciones del mundo? Te gustarán las películas, los libros, las obras de teatro y los cuadros, pero no provocan esa sensación mágica.
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