En el mundo actual muchísimas personas manejan dinero y toman decisiones en nombre (es decir, como agentes) de otros. El problema de agencia es un problema moderno. Hay problemas de agencia en el proceso de inversión; gran parte de ella se hace a través de los fondos de pensiones y de otras instituciones. Quienes toman las decisiones de inversión, y evalúan el rendimiento empresarial, no lo hacen en su propio nombre, sino en nombre de quienes les han confiado sus fondos. A lo largo de la cadena de agencia, la preocupación por el rendimiento se ha traducido en un enfoque hacia los rendimientos a corto plazo. Dado que su remuneración no depende de los rendimientos a largo plazo sino de los precios del mercado de valores, los directivos hacen todo lo posible para que suban los precios de las acciones, incluso si eso implica una contabilidad creativa. Su enfoque a corto plazo se ve reforzado por la exigencia de unas elevadas rentabilidades trimestrales por parte de los analistas bursátiles.
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