Jan Dobraczynski escribía que es fácil confundir flaqueza con pecado. Imaginamos que la virtud significa ausencia de flaqueza. Por otro lado, entre la flaqueza humana y el pecado existe una frontera parecida a la que separa la enfermedad de la muerte. No toda enfermedad termina en la muerte, no todo enfermo está condenado a morir. Hay un momento en el que sobreviene la crisis. Este momento es el más importante, dice Dobraczynski. La virtud no siempre está lejos de este punto. A veces se la encuentra al borde mismo. Precisamente allá donde más le cuesta aparecer.
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